Tres preguntas a...

David Prieto Bassas

Empresario y CEO de Pangea Attitude, empresa organizadora de eventos deportivos como la carrera de montaña Salomon Ultra Pirineu, de la cual es el director de carrera y máximo responsable.


¿Qué es lo que más le preocupa hoy?

Hace 3500 millones de años que la tierra alberga vida, durante los cuales ha habido cataclismos naturales mucho más devastadores que el que estamos provocando nosotros. La naturaleza y la vida, por lo tanto, no es un ente frágil como a veces se dice, sino todo lo contrario. Tiene una capacidad inmensa de prevalecer incluso en condiciones extremas. Otra cosa es la capacidad de cada especie a adaptarse a los cambios. En nuestro caso, una de las claves de nuestra enorme expansión en el planeta ha sido la agricultura, la cual siempre se ha basado en la previsibilidad del tiempo. Así que si el tiempo adopta una forma mas hostil e impredecible el rendimiento de la agricultura empeorará y mucho, con las consecuentes guerras devastadoras y hambrunas que ello conllevaría. Como padre tengo miedo a que mis hijos vivan en un mundo así. Hay que hacer lo posible para revertirlo.

 

¿Qué se puede hacer para solucionarlo?

Creo que la crisis del COVID-19 nos da una pista. Si hemos sido capaces de encontrar vacunas en tiempo récord, hemos cambiado nuestros hábitos y rutinas para combatir al virus, también podemos hacerlo para luchar contra el cambio climático. Solo hace falta que toda la humanidad este concienciada del problema, de lo que hay que hacer y de lo que pasará si no lo hacemos.

 

¿Qué se está haciendo bien?

Se está hablando mucho del cambio climático en los medios, escuelas, etc, y esto es bueno, pero creo que no es suficiente y que no se está enfocando bien. Contra el COVID nos concienciamos todos de golpe en pocos días por MIEDO. Miedo a un virus que nos podía matar a nosotros y a nuestros seres queridos. Por eso nos pusimos las pilas, ¡y rápido! En cambio, contra el cambio climático, cuyas consecuencias serán mucho peores, solo estamos preocupados. No hay miedo. Se habla mucho de que los polos se deshielan, que pobres osos polares, de que sube el nivel del mar, que el desierto crece, y cosas que nos preocupan o que incluso nos dan mucha pena pero que no nos dan el miedo necesario para que nos movamos de una vez, ya que lo percibimos como algo lejano, ajeno o que nos afectara poco. Bajo mi punto de vista creo que los medios, escuelas, políticos y expertos deberían hablar sin filtros de las consecuencias devastadoras que el cambio climático va a tener, no tanto en el planeta (quien sin duda prevalecerá), sino en las consecuencias directas que tendrá para nuestros hijos. Nos movemos por miedo y como el COVID ha demostrado, el miedo es bueno cuando nos hace cambiar de rumbo para no caer por el precipicio.

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